A lo que iba, como ya sabéis cada uno de nosotros tenemos un don y una metamorfosis. Por supuesto hay variantes. Extrañamente alguien tiene dos dones, ninguna metamorfosis o incluso dos de cada, aunque esto conlleva tener malformaciones en alguna de las dos o dones defectuosos. Sé que no tenemos las mismas especies de animales en los dos planetas, pero por lo mismo que entre humanos y nosotros a simple vista somos iguales, con pocas diferencias físicas, los animales más de lo mismo. Nuestro felino de fuego (así traducido por vosotros, aun en desacuerdo con nuestro Consejo de Traducción Intergaláctico) es un poco más lento que vuestro león pero más fiero y fuerte, así como unos 10 cm más alto y 5 cm más ancho. Así de "insignificantes" son las diferencias físicas entre las especies que coinciden en los dos planetas. Las psicológicas, como ya explicaré más adelante con ayuda de uno de los miembros del Laboratorio Biológico Intergaláctico, son más complicadas.
A partir de ahora llamaré a nuestras especies con el nombre terrestre con el que coincida, en caso de que lo haga, para hacéroslo más cómodo. Por ejemplo, mi metamorfosis es el león; y mi don segregar nuestro líquido vital por cualquier parte de mi cuerpo a la potencia que yo quiera. Si os estáis preguntando si el líquido vital de nuestro globo es el agua, no es así. Es parecido al agua, y así lo traducís vosotros. En resumen, se puede decir que me convierto en león y que echo agua por el cuerpo.
Ahora sí, pero en mi primera fase de la vida no me podía relacionar con niños con determinadas metamorfosis. Es decir, al igual que un león en La Tierra no puede convivir con una gacela, ya que termina comiéndosela, yo no podía jugar con un niño de metamorfosis de gacela. No solo somos forma, también instintos, y estos son conforme al animal que nos toca. Aunque cuando pasamos a la segunda fase de nuestra vida nos enseñan a controlarlos para poder relacionarnos con todos. [Pero este informe no es sobre la segunda fase, si no de los niños del Globo.] Con esto no queiro decir que si jugaba un rato con un "niño-gacela" me lo terminaría comiendo, pero no sería una buena relación y seguramente acabría por atarcarle, pero nada grave. Y hasta aquí la explicación de por qué nuestros lugares de ocio, en La Tierra "parques", tienen nombre de especies animales.