miércoles, 12 de marzo de 2014

Carta a Pili, la peluquera (o peluquero):

Carta a Pili, la peluquera (o peluquero):
Tenía ganas de cortarme el pelo, que no es una cosa extraña. Solo las puntas (seh seh) y un poco a capas. El otro día vi que había una oferta y en la situación en la que vivimos pensé en aprovecharla... Total... Total....................
Nada más abrir la puerta de la susodicha peluquería me he empezado a dar cuenta de que algo no iba a salir bien. No. Pero mi mente suele ir más lenta que mi cuerpo y he terminado de entrar. En el momento en el que el/la peluquero/a, un señor/señora (mayor), que le estaba cortando el pelo a una ancianita de por lo menos 78526 años (uno arriba, uno abajo), ha dicho "puedes sentarte a esperar" (lease con voz de bruja vieja) me he dado cuenta de que sí, efectivamente algo iba a salir mal. No sé si ha sido porque no terminaba de averiguar si lo que me hablaba era hombre o mujer, porque solo estaba la "Interview" en el revistero, o porque la ancianita estaba llorando, pero sabía que algo iba a pasar.
He estado a punto de irme (otra vez) cuando ha mencionado que no sabía qué significaba "start". Lo ponía en un secador. Era nuevo. No sabía usarlo. La peluquera no sabía usar un secador. En fin... algo me ha impulsado a quedarme.
En realidad no ha pasado nada, solo un montón de cosas. He sobrevivido al intento de quemar mi cabeza con el agua previo al intento de extracción del cerebro. "Si te hago daño me dices" que significará que ya queda menos.Aun así la señora(?) era adorable... pero la ancianita me daba pena.
Tampoco sabía utilizar su móvil nuevo, así que le he ayudado (no por voluntad propia) a guardar varios números, el de la Juani-Mari por ejemplo. La Juani-Mari también estaba allí, hablando de patos. Se ha quedado rayada porque ahora me sé su nombre. Pobre.
En lo relativo al corte de pelo, bueno... le ha cogido el gusto a cortarlo, como todos los peluqueros al fin y al cabo. No me voy a alargar mucho, solo diré que cuando ya estaba seco y yo estaba abriendo la puerta para irme me ha seguido con las tijeras para seguir cortando lo que ella llamaba "las puntas". Querida señora, las puntas seguro que ya me las había cortado en esos mechones de 8 centímetros que caían al suelo mientras estaba bocaabajo en la silla. Curioso estilo de cortar el pelo, por cierto.
Ni siquiera me ha cobrado los 8 euros que prometía la oferta. Que va. 25 me pedía. Creo que mi cara de "DONDE ESTÁN LAS TIJERAS QUE TE LAS CLAVO EN UN OJO" le ha obligado a rebajar 5 euros el precio. Gracias.
Pero como he aprendido a sacar el lado bueno de las cosas, diré que es la primera vez que salgo de una peluquería y no parezco una princesita.
Gracias Pili.