martes, 24 de enero de 2012

Atemporal.

¿Que qué pasó entonces? Nada.

Absolutamente nada. Ni siquiera a la sangre que había comenzado a salir a borbotones  por mi incisión fallida le pasó nada. Literalmente no pasó nada. Por un momento yo también me quedé inmóvil. Miré a mis compañeros para ver si sabían qué estaba sucediendo. Nadie se movía. Nada se movía. Por un momento yo también me quedé inmóvil. Miré a mis compañeros para ver si sabían que estaba pasando. El tic tac del reloj, el pitido de la máquina, las voces de enfermeros y médicos del pasillo, los susurros de mis enfermeras... Nada. Se me cayó el bisturí al suelo.Ni siquiera recuerdo si hizo ruido al caer o no. Me fui, salí corriendo del quirófano. Pacientes, doctores, recepcionistas, visitas y demás estaban quietos.

Salí del hospital. Niños y niñas, perros, coches, bicicletas, hojas que antes estaban cayendo, todo quieto y ni un sonido. Solo recuerdo lo que veía. Ni sé cómo me sentía, ni sé qué pensaba en ese momento, si es que había momento. Por alguna u otra razón decidí acabar con todo y apartarme de aquel espacio atemporal.

Aun no sé si fue el tiempo el que se paró o fui yo la que quedó atrapada en el tiempo, y seguramente no lo sabré nunca. Solo sé que el  tiempo, para mi, desapareció.