viernes, 28 de octubre de 2011

Un escenario infinito

Por fin deciden abrir el telón. Pero se atasca. No se abre ni siquiera hasta la mitad. Todos miramos al centro. La función no está mal, es entretenida. Me pregunto cómo se verá desde allí adelante... en primera fila. Aquí no se está nada mal, un poco más adelante de la mitad. Aunque no sé muy bien cuál es la mitad. No puedo mirar hacia atrás, estamos todos inmóviles, pero por voluntad propia más que nada. De vez en cuando alguno se gira hacia atrás, pero muy pocos. La mayoría de estos vuelven a girarse nada más ver que está todo muy oscuro. Otros, sin embargo, intentan ver más allá. Y uno o dos cada mucho tiempo se sale de la fila y sigue el camino hacia la oscuridad. Si vuelven puede que lo cuenten. Pero ¿quién escucha? Muy pocos. ¿Quién se quiere perder lo que hay en el escenario? 

Muy de vez en cuando, el telón hace ademán de abrirse. Desde dentro lo intenta pero no lo consigue. Alguien de dentro se preocupa de que lo veamos. Pero no se vuelve a saber nada de ese alguien. Y otra vez sucede al cabo del tiempo. Poco a poco el telón parece que cede, y cada vez hay más escenario a la vista. Cosas que no sabíamos que estaban sucediendo a la vez que la escena central podemos verlas. Verlas y analizarlas. Aun así, para la mayoría es más interesante lo del centro, no tienen que hacer el esfuerzo de girar la cabeza o mover los ojos para ver más allá.

Los que no prestan atención se duermen, hablan entre ellos o sueñan despiertos. Otros sí prestan atención (una mayoría considerable). Y dentro de este grupo hay varios minigrupos. Los que aguantan la obra entera y cuando acaba desaparece de la sala, sin más, sin haberse hecho notar para lo bueno o malo. Los que no quieren estar quietos pero no saben que hacer y molestan a los demás, etc. Me llama realmente la atención un grupo en especial. El grupo que se da cuenta de cada intento por abrir desde dentro el telón. Ellos se preguntan por qué no lo consiguen, por qué quieren abrirlo, hasta dónde se puede abrir, ya que si miramos a los extremos del escenario no se ve fin, … Podemos considerar que es un escenario infinito. Y siguiendo con este grupo de personas, ellos quieren ayudar a abrir el telón. Y ¿qué hacen para ello? Levantarse y correr hasta el escenario para abrirlo desde fuera. Tienen que recorrer gran distancia porque no se encuentran ni en cuarta, ni quinta, ni sexta, ni siquiera en décima fila. Al menos la mayor parte. Quizás alguno de estas filas citadas se levante y les siga, y esto pasa cada vez más. Al igual que cada vez más se abre el telón. Y mucho de lo que estaba oculto lo vemos. Pero en segundo plano. Cuando más abrimos el telón la escena central quiere hacerse más grande. Pero no lo consigue... No siempre se saldrá con la suya. Cada vez hay más gente levantada, allí delante, luchando contra lo que se esconde justo detrás de la manta, para poder conocer, conocer lo que hay más allá, lo que no nos dejaban ver, lo que tapan. ¿Quién? Aquellos que quieren el centro del escenario y el protagonismo de la función.